EDITORIAL

Amados hermanos, en este tercer trimestre del año 2022 tenemos el desafío de estudiar y reflexionar sobre el cautiverio babilónico. Destacaremos las lecciones prácticas que se pueden extraer de toda esta coyuntura.

Ciertamente, habrá que recorrer algunos aspectos preliminares, es decir, que precedieron a todos los acontecimientos que culminaron con la salida del pueblo de Dios al cautiverio. Así, por ejemplo, el punto de partida de este camino es la constatación, basada en la revelación bíblica, de que en la Antigua Alianza Dios tenía un pueblo. Estas personas tenían signos peculiares que los identificaban.

Por ello, estudiaremos, a modo de introducción al trimestre, los aspectos más llamativos de la identidad del pueblo elegido, comenzando por la confrontación del supuesto étnico (impropiamente llamado “racial”). De hecho, aludiendo a la Antigua Alianza, no aportamos nada nuevo cuando afirmamos lo siguiente: para que alguien pertenezca al pueblo de Dios, tiene que ser hijo de Abraham. Pero esto no fue suficiente, ya que tenía que ser hijo de Abram en Isaac, el hijo de la promesa (y no en Ismael). ¿Sólo eso? ¡Ciertamente no! Eso todavía no era todo. Sí, porque tenía que ser un hijo de Abraham, en Isaac y en Jacob (no podía ser en Esaú).

Aparte de esta regla general, aún existía la posibilidad de que alguien perteneciente a otra etnia, se integrara al pueblo de la Alianza. La Biblia presenta algunos ejemplos honorables a este respecto. A lo largo del estudio veremos los textos bíblicos que sustentan estas afirmaciones.

En esta línea de razonamiento, abordaremos otros signos característicos (identidad) del pueblo de Dios en el período que precedió a la inauguración de la Nueva Alianza.

 Renovaremos en este estudio nuestra convicción de que Dios tuvo un propósito en la formación de este pueblo; y que, desafortunadamente, el pueblo de Dios ha fallado repetidamente en alcanzar este noble propósito de Dios.

Después de tanta desgana, terquedad y rebelión, el desenlace fue el advenimiento del devastador cautiverio babilónico.

Este cautiverio duró 70 (setenta) años, al término de los cuales se produjo la intervención divina en la humillación y afrenta de Su pueblo. Hemos llegado al final tan esperado y tan esperado del cautiverio babilónico.

La ciudad de Jerusalén está devastada. El templo de Dios, en ruinas. No es difícil imaginar que hay basura, malas hierbas, reptiles, insectos, en fin, animales venenosos de todo tipo.

¿Y ahora? Surgen algunas preguntas relevantes, que son:

1) ¿Cómo reconstruir?

2) ¿Quién reconstruirá?

3) ¿De dónde saldría el dinero para garantizar tal infraestructura?

4) ¿Qué autoridad imperial y militar podría garantizar con seguridad la realización de tan portentosa y desafiante emprendimiento?

A lo largo del trimestre encontraremos respuestas a estas preguntas, todas ellas tomadas del Libro Sagrado.

Este trabajo no fue fácil. Veremos que entre el pueblo de Dios hubo traidores. Los agentes de reconstrucción trabajaron y lucharon. Por lo tanto, estaban bajo vigilancia constante.

Pero aquí hay un sonido de advertencia: ¡Dios todavía quiere contar con hombres y mujeres fieles! Aparte de los que fueron al cautiverio, como Daniel, Ananías, Azarías y Misael, Dios levantó a otros hombres fieles, líderes de la reconstrucción física y la renovación espiritual. Se destacan Nehemías, Esdras y Zorobabel, entre otros.

Pero, ¡asombrado! Se necesitaba un nuevo avivamiento espiritual. Sí, porque el verdadero culto estaba contaminado con inserciones, mezclas y prácticas que no contaban con la aprobación divina. Se relajaron las reglas y requisitos para ingresar al servicio sagrado del Templo. El mantenimiento (sustento) de los levitas fue descuidado y relegado a un segundo plano. Los matrimonios se realizaron en desacuerdo con la guía divina y, por lo tanto, comenzaron a arruinar la vida del pueblo de Dios después del cautiverio en Babilonia. El sábado santo del Señor vino a ser profanado.

Se necesitaba una obra de reavivamiento espiritual.

Hoy, nuevamente, el Señor nos llama a la renovación. ¿Cómo responderemos a este amoroso llamado celestial?

La Iglesia Bautista del Séptimo Día se beneficiará enormemente de la revisión de estos mensajes de revelación bíblica. Comprenderemos la acción divina con el pueblo de Israel. Al mismo tiempo, buscaremos contextualizar estas enseñanzas, extrayendo lecciones para la Iglesia de hoy.

¡Buen estudio! ¡Dios nos bendiga!

Pastor Bernardino de Vargas Sobrinho

Pastor Presidente da Conferência Batista do Sétimo Dia Brasileira

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Página del tesorero

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

En este 3 Trimestre la Tesorería de la Convención Bautista del Séptimo Día tiene como objetivo mejorar cada vez más el desempeño de sus funciones y la prestación de servicios de la Iglesia. Agradecemos a los hermanos que han valorado y colaborado con sus aportes. La colaboración de cada uno de ustedes es indispensable, en este proceso para el avance de esta maravillosa obra evangelística.

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El tesorero que enviará el recibo para sus registros, también puede solicitar el número de Whatsapp o telegram para facilitar el envío de fotos de comprobantes.

Agradecemos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Pr. Eduardo Marambio A.

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1 – El cautiverio babilónico: Personajes destacados (Parte 1)

2 – El cautiverio babilónico: Personajes destacados (Parte 2)

3 – La palabra de Dios tomando el lugar que corresponde

4 – Tratando el pecado mediante la oración sincera

5 – Retomando una obra inconclusa

6 – Confianza en Dios y trabajo diligente

7 – Corrigiendo la injusticia social

8 – No ceder a las tentaciones

9 – Redefiniendo la identidad de un pueblo

10 – La palabra da a conocer la invitación y define el rumbo

11- Principios bíblicos del verdadero avivamiento

12 – Continuando una obra terminada

13 – Reavivamiento

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