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EDITORIAL

La importancia fundamental de Romanos, en la historia de la Iglesia, es bien conocida. Muchas veces, tal carta desempeño un papel decisivo en la renovación de la fe y de la vida cristiana. Para algunos teólogos, Romanos es el mayor tratado teológico del Nuevo Testamento. Lutero dijo que el libro era “realmente la parte principal del Nuevo Testamento y… en verdad, lo que es de más puro en el Evangelio”. Y acrecentó: “Todo cristiano debería no solo conocer de corazón, palabra por palabra, pero también ocuparse con él, a cada día, como pan cotidiano para su alma”.

Calvino escribió algo parecido al declarar que, “si nosotros logramos una verdadera comprensión cuanto a esa Epístola, tendremos una puerta abierta para todos los tesoros más profundos de la Escritura”. William Tyndale, el padre de los traductores de la Biblia en el idioma inglés, en el Prólogo que escribió al libro de Romanos, lo describe como “la principal y más excelente parte del Nuevo Testamento, el Evangelio – o sea, la buena-nueva – en su esencia más pura”. Al final, notamos la importancia de este libro en diferentes épocas de la Iglesia Cristiana, y eso no es diferente en nuestros días.

La autoría de Romanos es concedida al apóstol Pablo (Caps. 1,15 y 16), aun que quien la haya redactado fue su secretario, Tercio (16:21). La carta ya era citada y clasificada como de autoría de Pablo, durante el siglo 2. Su autenticidad ha sido raramente cuestionada.

El apóstol escribió Romanos poco antes de entregar la ofrenda de las iglesias gentílicas a la iglesia en Jerusalén (15:25; hechos 24:17); probablemente, en el tiempo en que estaba viviendo en Corinto. (Hechos 20:1-3) La fecha más probable de su edición es entre 55 y 57 d.C.

La Iglesia de Roma, en aquella época, era compuesta tanto de judíos como de gentiles. En el texto de Romanos 1:13, se indica un predominio de gentiles, pero el hecho no es comprobado.

Diferente de las otras cartas, Pablo no escribió a los romanos para resolver problemas locales y circunstanciales. Por eso, esta carta parece más un tratado teológico que una epístola pastoral. Romanos ha sido llamado de “carta profiláctica”. Pablo sabía que la mejor protección contra la infección de la falsa enseñanza era el antiséptico de la verdad[1]. Y escribe la Carta a los Romanos también con otros objetivos: expresar su profundo amor por los cristianos allá presentes (1:8); pedir oraciones a su favor (15:30,31); “Comunicar su intención de visitar Roma con vistas a un viaje misionero a España (15:24-28) y hacer una exposición detallada del Evangelio.

El tema principal de la carta es “La gracia de Dios”, más específicamente la “Justificación por la gracia, mediante la fe”. (1:17) Pero el apóstol también le da énfasis a otros temas importantes, como “La unidad de la Iglesia”, “La universalidad del pecado”, “La Justicia de Dios en el Evangelio”, la “Nueva vida en Cristo”, entre otros.

¡Un trimestre es poco tiempo para explorar el contenido de un libro tan profundo en verdades doctrinarias! Y es un privilegio poder, durante este período, dar una atención especial y disfrutar de las ricas enseñanzas que Romanos transmite.

En el amor del Padre,

                                                                                                                      Pr. Renato Sidnei Negri Jr.

 

[1]LOPES, Hernandes Dias. Romanos. El Evangelio según Pablo. São Paulo: Hagnos, 2010. p.25.

 

 

 

1 – Prefacio a los romanos

2 – La depravación de la humanidad

3 – No hay justo, ni aun uno

4 – Justificación mediante la fe.

5 – Las bendiciones de la justificación

6 – Gracia maravillosa

7 – La ley, la carne y el espíritu

8 – La vida guiada por el Espíritu

9 – Mas que vencedores.

10 – Israel en el plan de la Redención

11 – La nueva vida en Cristo

12 – Deberes civiles, morales y espirituales

13 – Libertad de conciencia y el ejemplo de Cristo

 

 

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