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EDITORIAL

 

El libro de Jueces, a pesar de haber sido escrito cerca del siglo XI a. C., aún reverbera en nuestra sociedad, presentando un pueblo rebelde, negligente e incrédulo. Dios ha hecho mucho por la humanidad, entretanto ella continúa desviándose del camino propuesto por Él. Y cuando ese desvío sucede dentro de la iglesia, en medio del pueblo de Dios, esto se torna más decepcionante y peligroso, visto que el Señor se ha mostrado a Su pueblo de varias formas, sea por milagros, sea por bendiciones, sea por enseñanzas, o sea, confirma Su presencia en nosotros.

Aunque el tiempo del libro esté distante de nosotros, los valores y principios presentados en el aún son los mismos. Dios no cambió, la obediencia a Él debe ser dada con reverencia, con amor, y de corazón. No tener un líder de carne y hueso que esté al frente de nuestras vidas no nos da el derecho de negligenciar el trabajo que debe ser hecho por nosotros, siervos de Dios, no nos da el derecho de hacer todo de acuerdo con nuestra voluntad, no nos da el derecho de asociarnos con cosas o personas que están en contra de la visión que Dios tiene para nosotros! Dios aun es el mismo y Su promesa de fidelidad a nosotros nunca cambiará! En este libro, nos parece que sin un mando humano no sabemos como proceder integralmente, parece que perdemos el rumbo de la orientación del Señor para nuestras vidas y nos aliamos y nos afirmamos a aquello que tenemos en manos, aquello que está más próximo de nosotros, sea cosa o persona.

¿Olvidamos de la omnipresencia de Dios? ¿De Su omnipotencia? ¿De Su amor para con Su pueblo? Así como las tribus de Israel se asociaban con los pueblos paganos que habitaban aún en Canaán, así son muchos que hoy se dicen cristianos, a la primera señal de peligro, se apegan al dinero, a quien tiene más poder o más dinero, se apegan a las religiones que predican el “amor” y a la “prosperidad”, mas descartan el sacrificio del Señor Jesús, se apegan a sus propias fuerzas y a sus bienes y olvidan que hay un Dios que a todos asiste!

No podemos dejar de reflejar profundamente sobre las lecciones del libro de Jueces. Primero, Dios estará siempre presente en la vida del cristiano, sea en la alegría o en los momentos de turbulencia; segundo, Él es extremadamente paciente con los Suyos, esperando que perciban cuán grande es Su benevolencia; tercero, precisamos hacer la voluntad de Dios, no acomodarnos con situaciones que no agradan al Señor; cuarto, arrepentirse y aprender con los errores cometidos, no más practicarlos; y por último, agradecer por Su amor, independiente de nuestra flaqueza humana.

 

 

Pr. Jarbas João da Silva

 

1 – Israel se establece en Canaán

2 – Dios y dioses

3 – El Señor levanta Jueces

4 – Primera opresión

5 – Segunda opresión

6 – Tercera opresión

7 – Cuarta opresión

8 – Quinta opresión

9 – Sexta opresión

10 – Séptima opresión

11 – Decadencia religiosa

12 – El pueblo de Dios en guerra interna

13 – La amargura del pueblo de Israel

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